Título original, Caveat, Año, 2020, Duración 88 min. País, Reino Unido, Dirección, Damian McCarthy, Guión, Damian McCarthy, Reparto, Ben Caplan, Conor Dwane, Jonathan French, Leila Sykes, Música, Richard G. Mitchell, Fotografía, Kieran Fitzgerald, Compañías, HyneSight Films, Género, Terror. Thriller | Thriller psicológico
**“Caveat”** es la ópera prima de Damian Mc Carthy, quien ya lleva varios años en el mundo del cortometraje.
Un hombre amnésico llamado Isaac (Johnny French) es contratado por Moe Barrett (Ben Caplan) para que cuide de su sobrina Olga (Leila Sykes) por unos días, en una isla remota. Al llegar, se encuentra con una casa derruida y una condición a cumplir: tendrá que llevar un arnés puesto, enganchado a un candado y cerrado con llave. Requisito extraordinario, muy a su pesar, ya que limitará sus movimientos y el acceso a un espacio: el cuarto de Olga. El motivo aparente: el miedo de ella a que entren y la ataquen de noche. Lo que, en un principio, parece simple, no lo es en absoluto.
“Caveat”, traducido al castellano, es “Advertencia”. Pero, ¿quién advierte en la película? ¿Y por qué? ¿A quién? El conejo en *Alicia en el país de las maravillas*, de Lewis Carroll, quien —dicho sea de paso— en realidad se trata de una liebre, encamina a Alicia por el hueco de la madriguera y la advierte de algo: el tiempo. Están a contrarreloj y llegan tarde al encuentro de la Reina de Corazones y del “No cumpleaños”. En el film que nos atañe también hay una liebre que, a decir verdad, es bastante siniestra y con ojos parecidos a los de un humano. La diferencia: no tiene, en principio, vida. Se trata de un muñeco, una especie de amuleto que advierte los males que saldrán de la casa.
Desde que empieza el film, hay una gran advertencia en los primeros minutos. Isaac dice, cito textual: “Dudo que sea tan simple.” En la escena que da comienzo, Olga, a pedido de la liebre, hace un hoyo con una herramienta en la pared. El hoyo, como algo inesperado, mágico o de fantasía, es aquí una señal de que algo pasará. La liebre, por su parte, se encargará de advertir a Isaac durante gran parte del trayecto de la película.
A lo largo del film, hay una clara crítica a la visión de las clases sociales. El arnés que lleva Isaac puesto, como sometimiento, no es casual. La humillación y la burla por parte de Moe a su sobrina Olga, poniéndole un candelabro en la cabeza; la cuestión de la llave como encierro del otro; la cadena que arrastra Isaac, como si se tratara de un recluso… Y es que algo emana del film: el encierro como castigo. Las paredes, llenas de manchas, hacen acordar también a las cárceles viejas y desahuciadas, corrompidas en su humedad y polvo.
El hecho de no acordarse de lo que hiciste en el pasado y estar castigado por ello —aun si no hiciste nada malo o deleznable— es síntoma de una crueldad evidentemente maligna. No quiere decir con esto que sea una película cerrada. Más bien, su final abierto y un tanto ambiguo nos invita a reflexionar qué estamos haciendo como personas. ¿Somos buenos con los malos o somos malos con los buenos? Hay algo de ello en su final.
Con un guion muy sólido —que evidencia, sin embargo, una clara falta de presupuesto, pero aprovecha todos los recursos que tiene a su alcance—, Mc Carthy sale airoso. Con algunos saltos de eje que incomodan y una luz muy bien tratada, sumado a su música chirriante que acompaña, es de agradecer que no haya, en toda la película, los famosos “jump scares” y que opte, en cambio, por calar en su aparato psicológico y de misterio. Advertidos están: Damian Mc Carthy es un director a tener en cuenta.
Escrito por Leandro Germán Schmidt.
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