Siempre ha habido algo malo con Esther.
Título original, Orphan: First Kill, Año, 2022, Duración, 94 minutos, País, Estados Unidos, Dirección, William Brent Bell, Guión, David Coggeshall. Historia original: David Johnson, Alex Mace. Personajes: Alex Mace, Música, Brett Detar, Fotografía, Karim Hussain, Reparto, Isabelle Fuhrman, Julia Stiles, Rossif Sutherland, Hiro Kanagawa, Stephanie Sy, Jade Michael, Andrea del Campo, Lauren Cochrane, Erik Athavale, Matthew Finlan, Morgan Easton-Fitzgerald, Sarah Luby, Kennedy Irwin, Kristen Sawatzky, Alicia Johnston, Bradley Sawatzky, Sadie Lee, Alec Carlos, Gwendolyn Collins, Parker Bohotchuk, Productora, Dark Castle Entertainment, Entertainment One, Eagle Vision, Sierra/Affinity, Género, Thriller. Intriga. Terror | Crimen. Precuela
Título original, Orphan: First Kill, Año, 2022, Duración, 94 minutos, País, Estados Unidos, Dirección, William Brent Bell, Guión, David Coggeshall. Historia original: David Johnson, Alex Mace. Personajes: Alex Mace, Música, Brett Detar, Fotografía, Karim Hussain, Reparto, Isabelle Fuhrman, Julia Stiles, Rossif Sutherland, Hiro Kanagawa, Stephanie Sy, Jade Michael, Andrea del Campo, Lauren Cochrane, Erik Athavale, Matthew Finlan, Morgan Easton-Fitzgerald, Sarah Luby, Kennedy Irwin, Kristen Sawatzky, Alicia Johnston, Bradley Sawatzky, Sadie Lee, Alec Carlos, Gwendolyn Collins, Parker Bohotchuk, Productora, Dark Castle Entertainment, Entertainment One, Eagle Vision, Sierra/Affinity, Género, Thriller. Intriga. Terror | Crimen. Precuela
El nuevo film de William Brent Bell (“The Boy”, 2016; “Wer”, 2013) es una precuela de “The Orphan” (2009), dirigida por el talentoso director Jaume Collet-Serra (“House of Wax”, 2005; “The Shallows”, 2016).
Estonia, año 2007. Lena (Isabelle Fuhrman) escapa del psiquiátrico ruso de máxima seguridad en el que se encuentra internada. Una vez en los Estados Unidos, logra hacerse pasar por una niña desaparecida tiempo atrás y entrar en una casa de familia adinerada. La intrusa organiza un plan maquiavélico para salirse con la suya.
Desde el comienzo, la cinta nos sumerge de lleno en la locura de Lena. Pero antes prepara el caldo de cultivo: una arte-terapeuta llega al instituto mental Saaerne para dar clases. Allí se encuentra con la pequeña Lena, quien será su alumna perfecta. Ella dibuja espléndidos dibujos en comparación con el resto de los pacientes. Esta es la clave: aprender el método ideal para relucir sus capacidades artísticas. Lena es la mejor en lo suyo: aparentar. Por eso, su dibujo en el taller de arte es una monja con un corazón resplandeciente en el pecho. Detrás de su fachada de niña buena se encuentra una mujer perversa de 31 años.
Estonia, año 2007. Lena (Isabelle Fuhrman) escapa del psiquiátrico ruso de máxima seguridad en el que se encuentra internada. Una vez en los Estados Unidos, logra hacerse pasar por una niña desaparecida tiempo atrás y entrar en una casa de familia adinerada. La intrusa organiza un plan maquiavélico para salirse con la suya.
Desde el comienzo, la cinta nos sumerge de lleno en la locura de Lena. Pero antes prepara el caldo de cultivo: una arte-terapeuta llega al instituto mental Saaerne para dar clases. Allí se encuentra con la pequeña Lena, quien será su alumna perfecta. Ella dibuja espléndidos dibujos en comparación con el resto de los pacientes. Esta es la clave: aprender el método ideal para relucir sus capacidades artísticas. Lena es la mejor en lo suyo: aparentar. Por eso, su dibujo en el taller de arte es una monja con un corazón resplandeciente en el pecho. Detrás de su fachada de niña buena se encuentra una mujer perversa de 31 años.
El modo de escape, a través de un increíble plano secuencia, muestra a toda una profesional: estamos frente a una verdadera escapista. Unos minutos antes, ella ve por una pequeña televisión un romántico film en blanco y negro, que le permite visualizar su sueño imposible: poder conquistar el corazón de un padre de familia, haciéndose pasar primero por su hija.
La cinta utiliza el recurso de la música con ingenio. Aparte de Lena ser una excelente pianista, en las escenas de mayor impacto suenan canciones populares y de renombre. Esto contribuye al clima del film y a la propia personalidad de Lena, quien se mofa de las pobres familias que engaña a su conveniencia.
El mayor acierto de “Orphan: First Kill” es distanciarse de su predecesora. Mientras que la primera película construye poco a poco el suspense, sin tanta crudeza visual, esta se separa completamente de su versión original. Su director busca un estilo propio que se diferencie del de Jaume Collet-Serra, y lo logra. La sobriedad de la primera es la brutalidad bestial de la segunda. La fotografía grisácea en su mayor parte se une a una propuesta más televisiva que cinematográfica, algo adecuado en la era de las plataformas de streaming.
Mientras que en “Orphan” (2009) deseamos como espectadores que a Lena le vaya mal, en esta nos entregamos a su maldad.
A su vez, la música como acompañamiento funciona a la perfección, agregando ese humor que en la original no se encontraba. También anticipa lo que vendrá a continuación: alguna macabra intención por parte de Lena.
Julia Stiles, como Tricia Albright, contribuye gracias a su punto medio a la evolución de su personaje, de una cálida madre a un ser que se convertirá en la mayor pesadilla de Lena.
Por su parte, Rossif Sutherland como Allen Albright ve en Lena a alguien a quien admirar. Se deja seducir por su mano con la pintura. Y con el piano. Como él mismo dice: “Nada es nunca una sola cosa, ¿verdad?” El problema es que no se da cuenta de que está frente a una demente.
A su vez, la obsesión de Lena por la pintura fosforescente se explica de manera autorreferencial para los fanáticos de la primera. No hay que preocuparse por no haberla visto. A los 5 minutos se revela el giro argumental de su antecesora.
Pese a su fotografía demasiado contrastada y su nula capacidad para crear efectos visuales aceptables, más propia de un telefilme de sobremesa, su puesta en escena es deslumbrante para este tipo de producciones, más pensadas para plataformas que otra cosa. No pasará a la historia como su predecesora, pero al menos se ganará un espacio en el corazón de sus admiradores. Todavía existe algo llamado “placer culposo”. Y sí, vale una suscripción a Paramount (no, no me pagan por decirlo).
Escrito por Leandro Germán Schmidt.
La cinta utiliza el recurso de la música con ingenio. Aparte de Lena ser una excelente pianista, en las escenas de mayor impacto suenan canciones populares y de renombre. Esto contribuye al clima del film y a la propia personalidad de Lena, quien se mofa de las pobres familias que engaña a su conveniencia.
El mayor acierto de “Orphan: First Kill” es distanciarse de su predecesora. Mientras que la primera película construye poco a poco el suspense, sin tanta crudeza visual, esta se separa completamente de su versión original. Su director busca un estilo propio que se diferencie del de Jaume Collet-Serra, y lo logra. La sobriedad de la primera es la brutalidad bestial de la segunda. La fotografía grisácea en su mayor parte se une a una propuesta más televisiva que cinematográfica, algo adecuado en la era de las plataformas de streaming.
Mientras que en “Orphan” (2009) deseamos como espectadores que a Lena le vaya mal, en esta nos entregamos a su maldad.
A su vez, la música como acompañamiento funciona a la perfección, agregando ese humor que en la original no se encontraba. También anticipa lo que vendrá a continuación: alguna macabra intención por parte de Lena.
Julia Stiles, como Tricia Albright, contribuye gracias a su punto medio a la evolución de su personaje, de una cálida madre a un ser que se convertirá en la mayor pesadilla de Lena.
Por su parte, Rossif Sutherland como Allen Albright ve en Lena a alguien a quien admirar. Se deja seducir por su mano con la pintura. Y con el piano. Como él mismo dice: “Nada es nunca una sola cosa, ¿verdad?” El problema es que no se da cuenta de que está frente a una demente.
A su vez, la obsesión de Lena por la pintura fosforescente se explica de manera autorreferencial para los fanáticos de la primera. No hay que preocuparse por no haberla visto. A los 5 minutos se revela el giro argumental de su antecesora.
Pese a su fotografía demasiado contrastada y su nula capacidad para crear efectos visuales aceptables, más propia de un telefilme de sobremesa, su puesta en escena es deslumbrante para este tipo de producciones, más pensadas para plataformas que otra cosa. No pasará a la historia como su predecesora, pero al menos se ganará un espacio en el corazón de sus admiradores. Todavía existe algo llamado “placer culposo”. Y sí, vale una suscripción a Paramount (no, no me pagan por decirlo).
Escrito por Leandro Germán Schmidt.
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